Alberto Díaz abre la Feria de Málaga 2023
Se abre la Feria de Málaga 2023 con el pregón en el Real de Cortijo de Torres y con el mejor de los pregoneros: Alberto Díaz, el capitán del Unicaja, ejemplo de valores, personalidad, sentimiento por su tierra y afán de superación. En un discurso muy sentido, centrado en el orgullo de ser de Málaga, los recuerdos de la Feria y la necesidad de hacer una sociedad mejor con pequeños gestos a la mano de todos, el jugador, en un breve paréntesis en su concentración con la Selección Española, se abrió, sin filtros, en una noche muy especial para él.
En una puerta de la Avenida de las Malagueñas llena hasta los topes, Alberto Díaz ofreció su pregón de la Feria de Málaga y encendió el alumbrado de la portada en un emotivo y orgulloso acto en el que estuvo acompañado por el Alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, la Concejala de Fiestas, Teresa Porras y un intérprete del lenguaje de signos. El capitán del Unicaja se abrió a todos los malagueños para contarles sus recuerdos de la Feria, sus sentimientos por su tierra natal y su afán por hacer nuestra sociedad mejor.
Al grito de “Alberto, Alberto”, el jugador -ahora concentrado con España y a las puertas de disputar el Mundial- fue recibido por cientos de malagueños y malagueñas que no quisieron perderse el pistoletazo de salida de la Feria. Un recorrido a través de su vida, de sus ferias, de los detalles del carácter de nuestra tierra forjado a través de la historia, se tradujo en un pregón sencillo, natural y malagueño como su protagonista y en el que no faltó el recuerdo a gente muy importante en el desarrollo del baloncesto que nos han dejado en los últimos años: Javier Imbroda, Alfonso Queipo de Llano y José Mª Martín Urbano. También hubo cabida para algún guiño a la familia, a los amigos de la infancia y alguna anécdota con Dani Rovira.
Con las palabras de Alberto Díaz, el Real se abre de nuevo para la Feria. ¡A disfrutarla!
⇒ Pregón íntegro Alberto Díaz. Feria de Málaga 2023
Buenas noches a todos y a todas. Muchas gracias, mi Málaga.
También quiero dar las gracias al Alcalde y gracias a Málaga, a todo lo que incluye, y a todos los que han hecho posible que yo esté aquí dando el pregón. Gracias por hacerme partícipe de uno de los días grandes de Málaga. Es algo que nunca olvidaré porque son días en lo que gritamos a los cuatro vientos lo que somos, lo que sentimos. Son los días de las calles del Real y del Centro que no es poco.
Gracias a Unicaja. Estoy aquí por ellos porque me han formado como deportista pero sobre todo con persona. Muchas gracias a todos los que habéis estado involucrados en mi crecimiento personal y deportivo. De corazón.
Gracias a la Federación Española de Baloncesto por cuidarme y por permitirme estar hoy aquí que no son fechas fáciles pero siempre han pensado en mí, saben que para mí esto es muy especial y ahora puedo compartir con mi gente y mi ciudad este momento gracias a ellos también.
No soy muy de hablar en público, intento evitar un poco los focos, pero creo que como malagueño no se puede decir que no a uno de los amores de su vida, su ciudad: mi Málaga, mi gente.
Solo mirar la lista increíble de pregoneros de la Feria de Málaga a lo largo de estos años, se me eriza la piel. Por un lado, por la gran responsabilidad que supone estar aquí, y por otro por comprobar la cantidad de talento que hay en este rinconcito del sol. Aún no me creo que yo esté en esa lista.
Hoy vienen a mi mente miles de recuerdos y me gustaría hacer una breve reflexión sobre lo que son, lo que están siendo y lo que serán para nosotros. Porque sí, porque los recuerdos no son solo pasado, son momentos que se graban en nuestra retina, son los momentos que estamos viviendo hoy y los ratitos que nos quedarán mañana. Son trocitos de vida que se van ordenando poco a poco y conforman nuestra biografía, nuestra identidad, nuestra forma de ser y de sentir y de nosotros depende vivir de verdad o pasar de puntillas.
Hay recuerdos -los podemos llamar así- que tenemos muy marcados dentro aunque no lo sepamos o no los hayamos vividos. Fenicios, griegos, púnicos, romanos, germánicos, bizantinos, árabes, cristianos... andaluces y malagueños. Todos esos matices están en nuestro ADN y eso hace que nuestra identidad, nuestra forma de ser, sea como es. Nuestra historia, nuestro arraigo nos confiere un carácter que nos hace brillar en las buenas y en las menos buenas, que nos hace abrirnos y nos hace disfrutar de todo lo que tenemos, que no es poco. Y creo que este carácter abierto, acogedor, amable y simpático no es casualidad. Esto viene de lejos, viene de la mezcla de todas esas culturas que nos hacen formarnos como malagueños.
Finales de los 90 y principios de los 2000, en el barrio de San Carlos y cerca de Los Guindos, por el Colegio Rosario Moreno o en el IES. Litoral (hay algunos chicos de mi clase por aquí) comenzaba a correr por las calles un chico pelirrojo. Y sí, quien me vea por ahí y piense que no parezco malagueño ¡sí, lo soy! No soy escocés, soy malagueño.
Comienzo a vivir por las calles de la ciudad y eso hace que me entre la inspiración y la felicidad por vivir donde vivo y por la suerte que tengo. En esos primeros años de feria, en los que iba cuando era pequeño con mis padres, Ernesto y María, y mis hermanos, Marta y Ernesto, recuerdo el olor a algodón de azúcar, las papas asadas, los puestos de comida o esos peluches que todo niño quería tener en su habitación. Papá lo siento, por hacerte cargar toda la noche con los peluches que ni te gustaban. Gracias, papá. Los primeros momentos, con mis amigos, muy especiales, con los que, cuando uno va creciendo, intenta ganarle horas al reloj, que son negociaciones con los padres y tengo que confesar que, como mi padre era tan imposible, tenía que alistar para la causa a mi madre. Era la gran mediadora. Gracias mamá.
Fui tomando conciencia de que la Feria no era solo una fiesta, era un modo de expresión, la union de toda la ciudad. Saber que cuando estamos con los nuestros somos imparables, algo parecido a lo que sentí desde que empecé a practicar deporte. No es casualidad que en Málaga haya tanta pasión por el deporte, sus valores y los de la ciudad, son compartidos. Y son los que desde muy pequeño me trasmitieron, como niño, paso paso. Una cosa tengo clara y quiero decirlo delante de todo el mundo: los niños tienen que crecer primero como personas y después como deportistas.
Eso sí, da igual que haga 40º o terral, nosotros venimos a la Feria, porque no nos asusta. Esos paseos de vuelta a casa con mis amigos, recordando con voz ronca los momentos vividos esa noche, eso no nos lo quita nadie. Y luego visitar la feria, sumergirte en un vendaval de sensaciones, donde los sentidos se despiertan, y desde por la mañana temprano, sabes que es un día diferente, no es un día más del verano, es un día de Feria.
Gracias a todos estos años y a todas las personas que han hecho realidad los sueños de los que hacemos un deporte o cualquier otra dedicación. Quiero tener un recuerdo en este pregón para personas que, seguro me están viendo desde arriba, y que son impulsores del baloncesto malagueño: Alfonso Queipo de Llano, Javier Imbroda y Jose María Martín Urbano. Mi recuerdo, admiración, agradecimiento y sobre todo cariño por todo lo que nos habéis dado a quienes amamos el deporte. Gracias
Es cierto que cuando vengo aquí los recuerdos de la Feria me vienen a la mente. Y tengo algunas anécdotas, porque cuando iba a las primeras concentraciones con la selección en verano, normalmente me pillaba fuera en las fechas de la Feria.Y recuerdo con 18 años, en un Campeonato de Europa en Lituania, y buscar WiFi como loco para ver el pregón de Dani Rovira. Si Alberto no va a la feria… la feria va a Alberto. Porque ser malagueño se lleva dentro y se contagia. Allá donde estuviera, siempre estaban mis amigos para llamarme o mandarme fotos de esos días de Feria, lo cual les agradezco mucho porque era la forma de vivirlo de cerca.
La mirada llena de luces de los cacharritos, como decimos aquí, la pupila dilatada, y las sensaciones a flor de piel. Por más que pasen los años lo que sentía aquel niño cada mitad de agosto, está aquí, en Málaga. Estuviera fuera con la selección, con el Unicaja yo siempre estaba pendiente de la Feria de Málaga.
Como decía antes, los recuerdos no son solo pasado. Hoy comienza unos días que al igual que cuando era pequeño, pueden traer momentos memorables, especiales, de los que nos cambian la vida a mejor. El presente del malagueño es brillante. Tenemos una ciudad abierta, moderna, emprendedora y con ganas de vivir; tenemos también arte, cultura, gastronomía, deporte, empresas… tenemos libertad, todo lo que hace falta para ser imparables como ciudad y como personas.
Creo que el mundo actual se hace cada vez más complejo porque vemos que cada vez hay menos diálogo y más imposición de ideas. Se escucha poco y se habla, a veces, demasiado. Tenemos cada vez menos puntos de encuentro y de acuerdo. Hay más polarización, un paso atrás que hace que las personas, en el momento de la historia que estamos de mayor conectividad, nos sintamos más solos y más separados de los nuestros. Es algo que nos tenemos que mirar.
Dejemos a un lado las diferencias económicas, políticas, étnicas y raciales, respetémonos, sin importar género, sexualidad o religión, todos debemos ser tratados por igual, y no ser atacados ni discutidos desde el odio. Centrémonos en lo importante, en cuidar del prójimo, en tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen y disfrutar de la gente y de los momentos que la vida nos regala.
Málaga, mostremos al mundo que esto no va de gritar más fuerte para que se nos escuche. Esto va de mirarnos, de sentirnos, de comprender al que tenemos al lado, de respetar… que cuando empatizamos y pensamos un poquito más en el otro, el mundo es mucho más fácil y la vida es mejor. Esto es algo muy de Málaga y creo que debería ser algo más del mundo: ser abiertos y aprender de quién tenemos al lado para conocernos mejor a nosotros mismos.
Hoy no comienza una feria más, hoy comienza la Feria de Málaga, con mayusculas, la feria en la que tenemos una nueva oportunidad de crear recuerdos que llevaremos el resto de nuestras vidas. Depende de nosotros dejar de mirar continuamente el teléfono, que por un poquito no pasa nada, y mirar más a los ojos de quien tenemos a nuestro lado, conocer gente que te aporte y te haga crecer, sea gente nueva o gente que creíamos conocer y que en una sobremesa descubres de nuevos. Vamos a decir lo que sentimos, vamos a ser nosotros y no lo que nos impongan desde fuera. Es la Feria de Málaga y esto es algo muy de verdad. La vida nos puede cambiar en cualquier momento a mejor, solo si decidimos vivirla como se merece. Hay circunstancias que no dependen de nosotros, pero sí el modo cómo las afrontamos. Sinceramente si alguien me hubiese dicho lo que me iba a vivir en este 2023, hubiera pensado que me estaba gastando una broma. Pero la vida está ahí, los momentos están ahí y solo hay que afrontarlos con decisión y determinación.
El malagueño tiene un presente brillante, como he dicho antes, y esa es la mejor base para el futuro. Sabiendo de dónde venimos y creyendo en lo que somos hoy, tenemos el mejor punto de partida y todo está por venir. Vivimos intensamente y hacemos que pasen cosas buenas, y esas cosas serán nuestros recuerdos del mañana y la historia de nuestra ciudad. Recordemos lo que hemos vivido y deseemos vivir con pasión todos los días.
Gracias a los que hacéis la Feria posible: policía nacional, policía local, protección civil, sanitarios, feriantes, comerciantes, hosteleros, ayuntamiento... que sean unos días llenos de vida y de alegría
¡Málaga! ¡Mi Málaga! Mi gente… y mi vida. Está en nuestra mano vivir como sabemos. Disfrutad cada momento, nunca sabemos cuándo nos puede cambiar la vida a mejor. ¡Vivan los malagueños y malagueñas! ¡Viva Málaga! ¡Y viva la Feria de Málaga!
Puedes ver la retransmisión del pregón de 101 TV: