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62 | 50
Euroliga - Semifinal. Viernes, 4 de mayo de 2007 a las 18:30
O.A.K.A.

CSKA Moscú 62 - Unicaja 50. Crónica.

El Unicaja no disputará la final de la Euroliga, pero podrá mirar a sus aficionados con la cabeza bien alta. Y es que el cuadro malagueño, la cenicienta del torneo para los expertos y las casas de apuestas, con un presupuesto y una plantilla muy inferior al CSKA Moscú de los 30 millones y grandes estrellas continentales.

En el minuto 32, un triple de Marko Tusek situaba el 46-47 en el electrónico. El OAKA, sorprendido, alentaba a los malagueños, que creían en su sueño. Pero entonces apareció todo el potencial de un CSKA Moscú que, cual rodillo, noqueó al Unicaja desde el rebote ofensivo y canastas en segundas opciones. Siete minutos sin anotar para un Unicaja que había perdido el tino y letal parcial de 14-0 para un equipo ruso que volvía a la gran final europea.

"Tenemos que aguantar tanto como sea posible. Notarán la presión", avisaba Pepe Sánchez antes del encuentro... pero fue todo lo contrario. El Unicaja aguantó, vaya si aguantó, pero acabó cediendo fruto de la inexperiencia y los infinitos recursos de un gran CSKA Moscú.

El Unicaja fue, sobre todo, un equipo valiente, con carácter. Su esfuerzo resultó espectacular: los jugadores malagueños volaban a por balones sueltos, se lanzaban en plancha, luchaban hasta la extenuación... y aguantaban pues el vendaval ruso. Carlos Cabezas, aun con una herida en el ojo, fue el líder del cuadro malagueño en una formidable actuación... siempre con Carlos Jiménez (¡pletórico!) y Berni Rodríguez como valiosos soportes.

Unicaja sale con fuerza
El Unicaja salió con el cuchillo entre los dientes, con los deberes perfectamente hechos y el objetivo de no dejar escaparse a su poderoso rival. Con Carlos Jiménez en todos los sitios, De Miguel luchando contra las torres moscotivas y Carlos Cabezas sumando puntos a su casillero, el Unicaja comenzó atinando: 6-10; 10-12. Messina, obligado a reaccionar ante la iniciativa malagueña, ya había situado sobre el parqué en el octavo minuto a cuatro jugadores de banquillo: Papaloukas, Andersen, Torres y Van den Spiegel. Con el impulso de los suplentes y una canasta de David Andersen al filo del primer cuarto, el CSKA logró sobrevivir al primer parcial: 18-15.

La entrada de Pepe Sánchez no supuso la esperada fluidez que buscaba Scariolo en su ataque y, pese al extraordinario trabajo de Florent Pietrus y a los puntos de Berni Rodríguez y Faison (24-24), el partido tendía poco a poco del lado ruso. Y entonces, una técnica a Pepe Sánchez que desató definitivamente el vendaval de los de Messina: tres tiros libres de Langdon empezaron a abrir hueco y un inesperado triple de Papaloukas empezaba a marcar territorio (30-24). Otros tres puntos antes del descanso, contra un Unicaja enquistado y sin poder anotar en cinco minutos, llevaban el encuentro a su primer jaque: 33-24 cuando los dos equipos se dirigían al vestuario.

El Unicaja castiga al CSKA tras el descanso
El peligro era latente: este año cuando el CSKA Moscú tomaba una pequeña ventaja, ya no miraba atrás, no permitía la reacción rival. Hasta ahora, pues el Unicaja salió entonadísimo del vestuario y en un visto y no visto, volvía a estar en el partido: 33-31.

El sensacional arranque del Unicaja causó estragos en un CSKA obligado rápidamente a recurrir a su mago particular, a Theo Papaloukas. El problema es que el griego es tan, tan bueno, que una vez aparece en la pista todo cambia y parece diferente. Con los puntos del base, el cuadro de Messina tomaba un poquito de aire (39-34, m.25), mientras Welsch y Brown, muy desacertados, desperdiciaban buenas situaciones de tiro para un Unicaja que luchaba a muerte cada balón, cada rebote.

Y, por fin, a 4:09, cuando más dudas había despertado con sus errores, Marcus Brown anotó. Un triple, sus primeros puntos, la vuelta a la igualdad (39-37). Un formidable contraataque de Carlos Cabezas, culminado en un 2+1 del base, golpeado eso sí en el ojo y obligado a retirarse unos minutos al banquillo. Pepe Sánchez anotó el adicional y el Unicaja ya mandaba en el electrónico: ¡41-42! Y sólo quedaban 13 minutos para el final... El milagro era posible.

Otro golpe, ahora sufrido por Berni Rodríguez, ponía a prueba la fortaleza de un Unicaja capaz de superar hasta el dolor. Jugadores por el suelo, tirándose a por balones sueltos, provocando segundas opciones... el valor de un equipo de gladiadores, sin nada que perder y muchísimo que ganar. Y, en esas, Berni Rodríguez anotaba sobre la bocina del tercer cuarto para llegar a los últimos 10 minutos con igualdad: 44-44.

Los siguientes minutos eran clave. Con Jiménez, De Miguel o Cabezas a un nivel extraordinario, era el turno de los Tusek, Pietrus y compañía. Su reto, que la defensa no se resintiese y el ataque adquiriese nuevas posibilidades. Como, por ejemplo, la muñeca del esloveno: ¡Triple! Entre tanto, el CSKA erraba triple tras triple, tiro tras tiro, y sólo aguantaba el ritmo malagueño gracias a su fortaleza en el rebote ofensivo.

Una vez curada una incómoda herida en el ojo, Scariolo pudo recurrir de nuevo al valiente base español, apostando por primera vez por un dúo con Pepe Sánchez. Pero lo que el Unicaja necesitaba con urgencia era más rebote; lo del CSKA estaba pasando de recurso a sangría y un 2+1 de Langdon tras dos rechaces en el aro malagueño elevaba la renta a cuatro puntos: 51-47, con un parcial 5-0.

Una suspensión de David Andersen y un triple de Trajan Langdon acabaron de confirmar la superioridad moscovita. Con 56-47 y 3:50 por jugarse, al Unicaja ya sólo le quedaba la heroica. Pero los triples no entraban, el ataque carecía de fluidez y el CSKA hacía tanto daño en el rebote ofensivo que el Unicaja acababa claudicando en defensa.

El parcial se disparó hasta 12-0, del 46-47 al 58-47, sentenciando la victoria para un CSKA Moscú que repite un año más presencia en la final. El resultado, 62-50, no explica la gran igualdad en la pista.

Fuente: ACB.COM