Alta Gestión Fuenlabrada 83 - Unicaja 89. Crónica.
El Unicaja impuso sus galones de equipo grande y, no sin exhibir su mejor versión, frenó al Alta Gestión Fuenlabrada, que sólo firmó la rendición cuando la maquinaria pesada de los de Aíto García Reneses desplegó todo su poderío.
Los dos equipos se golpearon duro desde el inicio, y así el descaro ofensivo local fue inmediatamente contestado con dos mates más que contundentes del estadounidense Marcus Haislip, jugador más valioso de la pasada jornada, en dos canastas que simbolizaban al primer golpe de vista el incontestable potencial del equipo andaluz.
El sello de los equipos que Aíto dirige está definitivamente instaurado en el cuadro andaluz: ritmo trepidante en ataque alimentado desde un defensa al límite de la falta que hace invisibles las líneas de pase.
No les alcanzó del todo a los visitantes en el primer cuarto ya que, parcialmente tapada la vía de agua que siempre introduce en las defensas contarías el estadounidense del equipo madrileño Brad Oleson, máximo anotador de la Liga ACB, el pívot Antonio Bueno se encargó de mellar la zona contraria. Al descanso, un muy igualado 19-20 prometía emociones fuertes.
Las hubo, a pesar del demoledor parcial favorable al Unicaja en el segundo cuarto (13-34) en virtud, sobre todo, a una exhibición reboteadora.
Fue el cuarto en el que el pívot senegalés con pasaporte alemán del Unicaja Boniface Ndong se mostró en todo su esplendor; fue el cuarto en el que Luis Guil, entrenador del Alta Gestión Fuenlabrada, fue sancionado con una técnica.
El irreductible equipo dirigido por Guil, lejos de firmar la paz, salió con más ganas de pelea si cabe en el tercer cuarto. La defensa del conjunto del sur de Madrid se ajustó, los árbitros equilibraron el número de faltas y Oleson, el alero asturiano Saúl Blanco y el pívot argentino con pasaporte italiano Leo Mainoldi sacudieron con su acierto en ataque los cimientos de la mole construida en Málaga con un 60-64 en el minuto 29. Parecía milagroso.
En realidad sólo parecía y los milagros no están científicamente probados. Ahí, en ese momento, al Alta Gestión Fuenlabrada le pudo la ansiedad de verse tan cerca y emergió el caché de Euroliga del Unicaja, todo a la vez.
Los visitantes no perdieron la calma y solucionaron el problema gracias a sus señas de identidad, el sello de Aíto. En cinco minutos, descanso entre cuarto de por medio, el equipo malagueño puso tierra quemada a su paso y se marchó en el marcador (67-83, minuto 34).
El Alta Gestión Fuenlabrada, a base de empujones y exhibiciones raciales, lo intentó, lo intentó todo, pero el partido ya tenía ganador.
Fuente: ACB.COM
Los dos equipos se golpearon duro desde el inicio, y así el descaro ofensivo local fue inmediatamente contestado con dos mates más que contundentes del estadounidense Marcus Haislip, jugador más valioso de la pasada jornada, en dos canastas que simbolizaban al primer golpe de vista el incontestable potencial del equipo andaluz.
El sello de los equipos que Aíto dirige está definitivamente instaurado en el cuadro andaluz: ritmo trepidante en ataque alimentado desde un defensa al límite de la falta que hace invisibles las líneas de pase.
No les alcanzó del todo a los visitantes en el primer cuarto ya que, parcialmente tapada la vía de agua que siempre introduce en las defensas contarías el estadounidense del equipo madrileño Brad Oleson, máximo anotador de la Liga ACB, el pívot Antonio Bueno se encargó de mellar la zona contraria. Al descanso, un muy igualado 19-20 prometía emociones fuertes.
Las hubo, a pesar del demoledor parcial favorable al Unicaja en el segundo cuarto (13-34) en virtud, sobre todo, a una exhibición reboteadora.
Fue el cuarto en el que el pívot senegalés con pasaporte alemán del Unicaja Boniface Ndong se mostró en todo su esplendor; fue el cuarto en el que Luis Guil, entrenador del Alta Gestión Fuenlabrada, fue sancionado con una técnica.
El irreductible equipo dirigido por Guil, lejos de firmar la paz, salió con más ganas de pelea si cabe en el tercer cuarto. La defensa del conjunto del sur de Madrid se ajustó, los árbitros equilibraron el número de faltas y Oleson, el alero asturiano Saúl Blanco y el pívot argentino con pasaporte italiano Leo Mainoldi sacudieron con su acierto en ataque los cimientos de la mole construida en Málaga con un 60-64 en el minuto 29. Parecía milagroso.
En realidad sólo parecía y los milagros no están científicamente probados. Ahí, en ese momento, al Alta Gestión Fuenlabrada le pudo la ansiedad de verse tan cerca y emergió el caché de Euroliga del Unicaja, todo a la vez.
Los visitantes no perdieron la calma y solucionaron el problema gracias a sus señas de identidad, el sello de Aíto. En cinco minutos, descanso entre cuarto de por medio, el equipo malagueño puso tierra quemada a su paso y se marchó en el marcador (67-83, minuto 34).
El Alta Gestión Fuenlabrada, a base de empujones y exhibiciones raciales, lo intentó, lo intentó todo, pero el partido ya tenía ganador.
Fuente: ACB.COM